Bernardín García
Se supone que el DRAFT debería ser un proceso para poder asignar jugadores a equipos deportivos, donde los equipos se turnan la selección de un grupo de jugadores elegibles. Cuando un equipo elige un jugador, el equipo recibe derechos exclusivos para firmar un contrato con éste, y ningún otro equipo en la liga podrá firmar a ese jugador, cuando menos así lo hacen en Estados Unidos, Canadá o en Australia. Sin embargo el famoso DRAFT en México es todo un show, un espectáculo, en donde nadie sabe como se hacen los traspasos, solo son acuerdos, como de mafiosos, algunos hasta por debajo del agua, que muchos llevan un trasfondo económico e intereses personales, lo cual ha dejado derramas económicas muy importantes, como en Junio de 2009, cuando se realizaron 65 operaciones que en conjunto generaron 271 millones de pesos, cifra que según el director general deportivo de la FMF de se entonces, Enrique Bonilla, era 10 por ciento menor a la de 2008; mientras que en una división de ascenso, en ese mismo año, se dieron 239 operaciones, que arrojaron en su momento la cantidad de 33 millones 747 mil pesos en operaciones.
Así las cosas en el fútbol mexicano que no se rige por la FIFA ni por nadie, mientras que otros deportes como el baloncesto de Estados Unidos, el de la NBA; cada año corresponde al procedimiento por el cual, a finales del mes de junio; las franquicias que forman parte de esta liga incorporan a sus equipos jugadores menores de 23 años, procedentes de las universidades estadounidenses o de las ligas de otros países. Aquí si existe un orden, pues todo comienza con dos rondas; donde cada uno de los treinta equipos de la liga dispone, en principio, de una elección en cada una de ellas. Un equipo puede traspasar futuras rondas del DRAFT durante la competición hasta que finaliza el período de traspasos y la post-temporada
Ni hablar nos toco vivir en un México en donde de todo se hace show, y más si deja dinero como el fútbol.
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