Agencias
Los títulos no se merecen, se ganan, porque sólo así un club puede ser considerado Un Grande; así, en altas y con cursivas para que quede claro; Toluca ya debe ser considerado en la categoría sí o sí, sea como sea que ganó, por penales y gracias a los continuos (increíbles) yerros de Matías Vuoso -además, abanicando un remate cuando el partido agonizaba-, Carlos Morales y hasta Fernando Arce, pero sobre todo, los primeros dos, desde los once pasos. Lo que hicieron sólo tiene un nombre: miedo al éxito.
Toluca igualó las 10 coronas del América, y aunque no tienen los reflectores que éste, o de Chivas (con 11), ya es de la élite.
Los primeros 90 minutos fueron de trámite; ambos equipos mostraron enormes reservas a la hora de atacar, quizá sólo Santos apostó más, pero nunca con la fortuna que sus seguidores hubieran deseado. Incluso en los 30 de tiempo extra los laguneros también fueron superiores. En la serie de penales, Toluca había fallado dos de sus tres primeros tiros, nada menos que en los botines de figuras de la talla de Sinha y Héctor Mancilla.
Pero después aparecieron los villanos: Vuoso erró su tiro en la cuarta oportunidad santista. Le siguió Morales, luego apareció Arce, quien sacó un disparo que adivinó Alfredo Talavera. Fin. Drama de un lado: Rubén Omar Romano rompió en llanto.
Y fiesta en el otro extremo: José Manuel de la Torre llegó a tres títulos de Liga; meteórica y exitosa carrera, esta vez con agradecimiento especial a Talavera, quien durante el duelo detuvo tiros a Oribe Peralta, Darwin Quintero y Vuoso. Brilló tanto como Oswaldo Sánchez, quien sobrio y experimentado puso todo lo bueno de su futbol. No alcanzó.
Lo que sí es que el ataque mexiquense no estuvo tan fino como en otras ocasiones. Felipe Baloy cubrió muy bien a Héctor Mancilla, a pesar de eso tuvo buenas chances, pero Oswaldo estuvo mejor, le sacó un disparo a Sinha y otro a Esquivel -en el que metió el codo para desviar el balón-. Sinha tampoco tuvo una buena tarde.
El equipo de Romano no fue menos; su defensa merece reconocimiento: Estrada, Baloy y Lacerda fueron durísimos y efectivos en sus respectivas labores.
Incluso, la delantera lagunera fue superior, tuvo mayores opciones, pero igual careció de efectividad. Oribe Peralta fue de los más constantes, entraba con facilidad al área, burlaba al enemigo, pero el tiro final siempre lo falló. Darwin Quintero deleitó con su movilidad, su velocidad y sus regates, pero tampoco fue letal.
La Final se decidió por temple individual, ahí Toluca tuvo más. Asimismo, sus técnicos marcaron destinos diferentes.
El Chepo ratificó que trae la fortuna consigo. Romano, sin duda, que se merece una mejor.
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